Sus voces no me llegan,
sus colores me parecen muertos
Como el otoño que enfunda su tristeza
en los marfiles que acuñan
sus lapidas de oro
Un viento que ya no está
que se lleva la poca brisa de mis manos
que permanecen frias
buscando, buscando...
Porque me son tan ajenos sus cantos y frases
Como si mi espejo y mi voz frente a todos no existiera
Mi palabra es fuerte, gallarda, alta
y a la vez como un pequeño velero abandonada a su suerte
Mis pasos frente a ellos
son firmes y rectos
como pedestal maduro de Caupolican
Pero de suaves caricias que revelan mi identidad perdida
Aquella que nadie quiere escuchar
Ni mis gatos son testigos de mi murmullo
porque ellos mismos se alejan
ni mis notas que labro en laureles y rosas
son deleite para ella
ni para ellos
Mi piano se apaga
y yo aquí, entre sus voces
siento la nada misma como existencia prolongada
de letargos que no soy capaz de explicar
Un miedo que no tiene olor ni sentido
ni llanto ni caricias
ni fuego que lo ampare
Un miedo que no me escucha ni me siente
Un miedo que no es miedo...
Porque no nace de estas manos
no nace de aquel nombre
ni de aquellas horas
ni de aquellos pasos solitarios
ni de su camino solo a casa
ni de sus cartas vacias
ni de su pupitre vacio
Nadie se atreve a comprenderlo
y mientras tanto el debe estar como una rosa
sin embargo de ella no tiene esa hermosura de rubi
Mas que nada, debe mostrar un semblante de poder
y otro de defensa de cristales agudos
No pregunten donde queda su corazón
no lo hallarán porque está escondido en medio de un pequeño jardin, el unico jardin que puede aún preservar. Y su vista no se atreve a sentir un calor cerca suyo porque es como una daga cruel, aunque quisiera amarlo.
¿Cómo amarlo?...Y el silencio se mantiene como un río mudo y desnudo en su quietud. Una afrodita que nunca fue tal, una que nunca despojó su piel. Un destino que nunca ha sabido de miel...
Este es el pequeño teatro mudo de un historia tan insginificante que nadie querrá leer lo más probable.
Pero aquel pequeño gato aproxima sus ojos a la noche, tratando de encontrar un refugio en donde vaciar todo ese rencor y furia que nadie quiere ayudarlo a olvidar. Olvidar lo que su corazón busca con tanto anhelo y en todos sus sentidos se ha sentido muerto...Si tan sólo pudiera ver aquella voz. Tal vez acaso tal vez, podría empezar a vivir nuevamente.
Por ahora aquella ventana sigue sola y desnuda. Y el farol de la calle ilumina su senda que es incapaz de iluminar sus lágrimas. Asi que por hoy, nuevamente ese rincón está apagado.