jueves, febrero 25, 2010

Porqué no me das paz?
Adoraría dar de mi, la poca vida que llevo entre mis rossas para verte un instante
aunque no sepa como seas
pues mis veleros se han llevado los pocos pinceles y colores que me quedan
Parezco felino pintor que ve como sus esquelas nuevamente se van alejando entre el viento difuso

Ni ella, ni ella, y ni ella
ninguna pudo entenderlo
pues tan sólo yo era capaz de escribir aquellas prosas con una esencia a manzanas
y cubrirlas con una rosa blanca para cultivar una roja

Nadie más que yo supo cuanto tuvo que calmar aquel grito ahogado
por borrar esos suspiros y gemidos
de aquel niño pequeño
Nadie quiso oir aquel día
Porque mi imagen nadie quiso entender...

domingo, febrero 14, 2010

Almendro de verano.


Almendro maduro.
Brotas tus frutos
como palma que sueña con su danza

mientras yo veo a tus pequeñas hijas
abrirse a la danza de esta vida.

Pero ,¿sabes?
Mis pinceles ya están agotados.

Con tantos colores sobre mi palestra

y ellos lloran...

Y no puedo ver sus lágrimas,
más que como un pequeño riachuelo
de donde tomo el azul para pintar un mar
Quizás por ello mis acuarelas se esfuman en sus propios pensamientos
Sin querer les di parte de mi

aunque yo mucho luchara por impedirlo.

Y hoy, volví a pintar sobre esos bosquejos entrelazados
no por mi voluntad
sino por unánime tácito solitario

por querer dar algo...

La vida vuelve, un, dos, tres

Y un trazo la vuelve a llevar en tres compases

Y yo aquí sentado buscando su canción

aunque ya es herida marchita
pero los tonos y colores se plasman infinitamente
Violeta de las caminatas

Carmín de bailes extravagantes y góticos
enclaustrados
entre cuatro paredes y abierto a los cuatro horizontes

Azul por el cielo raso que cubría los amaneceres

Verde por las alamedas de parques que vi

Café y piel , por nuestros rostros...

Desde ese punto todos se separaron

Sólo que el gris no soltró la palestra
Fue mi testigo mudo.


Y aquí sentado nuevamente

Pero esta vez no hay tonos para aplicar,

los cristales de mi ventana reflejan la lluvia, pero no su sed

¿ Cómo he de verte, cómo he de sentir?

El cielo se ha llevado todas mis plegarias dispersándolas
Y allí el espejo enclaustrado en negro
y con bosquejos de otoños en oro
hace la trampa de abrir la canción

Oh Almendro!
Déjame tomar uno de tus frutos,
de tus flores
para entregarme en su esencia
al menos un segundo, un sólo segundo.

Tal vez con ello, aún pueda caminar...